Al comenzar el siglo XX el café ya había tomado posición como el
producto básico de la economía de Colombia, tanto en las exportaciones
como el mercado interior. Las primeras fincas cafeteras surgieron en los
años setenta del siglo XIX, sobre todo Cundinamarca,
cuando el café empezó a cotizarse en las bolsas mundiales y se
convirtió en la moneda internacional de los países productores, entre
los cuales estaban Brasil, Salvador, Guatemala y México.
Colombia emergió como exportador de café y productor mundial en la
década de los noventa. Desde los años veinte, ocupó el primer lugar como
productor mundial de café suave. Creado por el decreto 2078 del 22 de noviembre de 1940, el fondo nacional cafetero se define como una cuenta de naturaleza parafiscal (según la constitución de 1991)
cuyo objetivo prioritario es contribuir a la estabilización del mercado
cafetero. Los ingresos corrientes de fondo provienen de la venta del
café que a su nombre realiza la federación en el interior del país y en
el exterior; la remuneración por servicios que preste; los originados en
impuestos y contribuciones; y los provenientes del rendimiento de las
distintas inversiones, incluidas las financieras. La vigilancia del
control fiscal esta a cargo de la Contraloría General de la República. Los objetivos básicos del Fondo Nacional del Café
son tres: a) intervenir en el mercado cafetero nacional y del exterior
con el propósito de promover el consumo de café colombiano, regular la oferta y demanda
de café y buscar un régimen estable de precios internos, adecuado a los
requerimientos de la industria cafetera nacional y al manejo
macroeconómico del país, mediante el ordenamiento de la producción, de
la comercialización interna y externa, y la retención de los excedentes
no exportables; b) contribuir mediante la utilización de sus recursos al
cumplimiento de los pactos internacionales que en materia de café
suscriba al estado; y c) promover y financiar programas de investigación científica, extensión, diversificación, educación, salud,
cooperativismo, bienestar social y demás que contribuyan al desarrollo,
fortalecimiento y defensa de la industria cafetera colombiana y al
equilibrio social y económico de la población radica en zonas cafeteras.